La Alimentación en Mérida.
http://www.meridapreciosa.com/gastronomia/ revisada el lunes, 04 de 2016
Fuente: Revista Bigott
Nro. 42 Abril-Mayo-Junio 1997
"Las
transformaciones operadas en el paisaje merideño, así como su compromiso
poblacional, se reflejan en la pitanza que ha salido humeante de la historia en
dirección a la mesa. Este trabajo recoge la peripecia trazada desde la relación
indígena, vegetariana en casi su totalidad, hasta el cosmopolitismo
gastronómico que registra hoy la turística Ciudad de los Caballeros".
Rafael Cartay
Los Primeros Alimentos.
Las tierras elevadas de la Cordillera de Mérida
fueron el escenario de la gran nación Timote, que poblaba lo que es hoy el
territorio de Trujillo y Mérida; y estaba muy vinculada con tierras
tachirenses, a través de los Capachos, y del norte de Colombia, a través de los
Chitareros y Laches. Timotes y Kuikas, de Trujillo constituían un basto poblamiento
indígena con ciertos rasgos comunes: su sedentarismo; su filiación étnica
emparentada con los Muiskas de Cundinamarka; sus sistemas de producción
agrícola, con cultivos en terrazas y andenes, con sistemas de riego por
acequias, depósitos o quimpués y silos subterráneos o mintoyes, etc. Su regimen
alimentario era compartido por todas las comunidades de la región. El clima
permitía el cultivo de una amplia gama de plantas, algunas ahora muy conocidas,
como la papa, al maíz, el frijol, la yuca dulce, la arracacha o apio, el camote
o batata, la auyama, el ají, el cacao, el maní, la piña, el aguacate, la
guanábana, la lechosa, la chirimoya. Y de otras ahora casi desconocidas como la
quinoa, la ruba, el michiruy, la quiba, el istú, el cuyre, la navilla, la chuba,
etc. Compartiendo también una serie de recipientes de cocina, como múcuras,
chorotes, jicaras, chirguas, moyas, hechas de barro cocido y utensilios hechos
de totuma o tapara. Aunque su fauna no era muy rica, particularmente la mayor,
los indigenas andinos habían logrado ciertos avances en la domesticación de
animales, particularmente de aves, como paujíes, pavas y tórtolas. La
alimentación de los indígenas estaba concentrada en algunos productos de base,
mayormente tubérculos y raíces, una pocas gramíneas y leguminosas, una
esterculiácea como el cacao y muchas frutas que lograban satisfacer los
requerimientos de carbohidratos y grasas, así como de algunos microelementos.
Algunas plantas, aves y pescados de agua dulce, llenaban deficientemente las necesidades
de proteínas, carencia que fue una constante en la dieta rural andina durante
mucho tiempo.
Los Nuevos Alimentos.
Desde 1534 los españoles buscan asentarse en la
región hasta que en 1558 el capitán Juan Rodríguez Suárez funda la ciudad de Mérida, en
recuerdo de su Mérida natal en España, y en 1559 el capitán Juan Maldonado, un
poco más arriba en la meseta, establece la ciudad de Santiago de Los
Caballeros. Desde allí, se extiende el poblamiento posterior y se crean
reparamientos y encomiendas. Más tarde, hacia 1628, llega a la región la
Compañía de Jesús. Conquistadores y jesuitas impulsan la agricultura y la
ganadería. Cuando finaliza el siglo XVIII ya se había creado la mayoría de los
centros urbanos merideños que se consolidaron luego al ritmo expansivo de la
economía del café y de la caña. Tras la espada de los conquistadores y la cruz
de los jesuita llegaron a la región muchos nuevos productos, especialmente el trigo,
el ganado vacuno y porcino, las aves de corral y algunas hortalizas,
modificando el escenario económico y alimentario. Después vendría la caña de
azúcar, a las tierras bajas, y el café, a las tierras de laderas. El
aislamiento regional comenzó a romperse de manera notable a partir de 1870, con
el desarrollo de la economía cafetalera, que intensificó los cambios e impulsó
la base poblacional de los núcleos urbanos existentes, constituyéndose una red
de comunicaciones más dinámica.
El trigo se cultivaba en Venezuela desde el siglo
XVI. Hacia 1883 en Mérida, entonces Sección Guzmán, había unos 68 molinos de
trigo, ubicados en las tierras altas del páramo de Mucuhíes y en los pueblos
del Sur. Con el ganado vacuno pasó otro tanto. Venia, por caminos fragosos y
accidentados, de los llanos occidentales, hasta que la ganadería se desarrolló
en las tierras bajas de Mérida. La población merideña había tenido hasta
entonces, un régimen alimentario predominantemente vegetariano, siendo común el
consumo de papa, camote, arracacha, auyama, maíz, yuca dulce y ají, mayormente
raíces y tubérculos, lo que es habitual en una sociedad agrícola tradicional.
Con el proceso de la colonización se introdujeron en los Andes algunas
hortalizas, pero su producción se limitaba a los solares de las casas y su
consumo se restringía a los pobladores de origen español
Resumen.
El estado Mérida, especialmente en sus zonas altas,
donde se concentro gran parte del poblamiento, estaba prácticamente aislado, al
no contar con un solo camino carretero hasta la segunda década del siglo XX.
Al ponerse en servicio la carretera Trasandina, en
1925, los productores agrícolas merideños fueron estimulados por el acceso a
mercados más amplios, como el de Maracaibo.
Así se desarrollan nuevos centros de producción
hortícola como el de Timotes, en 1924, gracias a la iniciativa de dos alemanes
que introdujeron en la zona nuevas técnicas de cultivo y maquinarias.
Más tarde en las décadas de 1930 y 1940, los
agricultores de Mucuhíes imitaron las técnicas agrícolas practicadas en
Timotes. Al final de la década de 1940 la horticultura se había extendido hasta
Bailadores. Y por todas partes en las zonas altas del estado el paisaje
mostraba, además de papa y el trigo, los cultivos de lechuga, zanahoria,
repollo, remolacha, coliflor, acelga y, en menos proporción, de espárrago y
alcachofa.
El paisaje alimentario era ya otro. Además, Mérida
destacaba como productor de papa, trigo, arvejas, cacao yuca, cambur, caña de
azúcar, carne de res y leche. Esa circunstancia influyó decisivamente sobre su
régimen alimentario dominante.
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